El corte de digestión en niños, ¿mito o realidad?

niños comiendo en la playa para explicar el proceso mal entendido de corte de digestión en niños

El corte de digestión en los niños,  ¿mito o realidad?

¿Vosotros también sois de los que crecisteis esperando esas eternas dos horas después de comer para poder meteros en el agua? En ese caso, os interesará mucho el artículo que escribe nuestra pediatra Silvia Moriano en El País sobre el corte de digestión en niños y que podéis leer íntegramente en este link.

Papá y Mamá tenían un poco de razón, pero no como creían ellos.

Cuando nos sumergimos en el agua se produce el llamado reflejo de inmersión, disminuyendo la frecuencia cardíaca y produciéndose una contracción de los vasos sanguíneos superficiales. 

Cuando este reflejo es excesivo, estos cambios cardiovasculares pueden llevar a la sensación de mareo, náuseas o vómitos, zumbidos en los oídos, sensación de malestar e incluso pérdida de consciencia, produciéndose entonces el síncope por hidrocución, que al ocurrir estando dentro del agua puede llevar al ahogamiento.

Este síncope es más probable cuanto mayor sea la diferencia entre la temperatura corporal y la del agua. Puede ser porque la temperatura corporal sea muy alta (exposición excesiva al sol, realización de ejercicio intenso), o bien porque la temperatura del agua sea muy fría.

Cuando comemos, el aparato digestivo demanda mayor cantidad de flujo sanguíneo para poder llevar a cabo el proceso de digestión y se produce, por lo tanto, una redistribución de la sangre, aumentando en el tubo digestivo a expensas de disminuir en otras partes del cuerpo, incluido el territorio cerebral. Si en ese momento nos sumergimos bruscamente al agua, se disminuye aún más el flujo cerebral aumentando el riesgo de sufrir un síncope por hidrocución.

En consecuencia, cabe concluir que el corte de digestión existe, pero es más correcto referirnos a él como hidrocución, ya que la digestión no se paraliza.

¿Cómo prevenirlo?

Con una inmersión progresiva en el agua, mojándonos diferentes partes del cuerpo (parte posterior del cuello, muñecas, abdomen….) antes de sumergirnos por completo, sobre todo si previamente hemos realizado una comida copiosa, realizado ejercicio intenso, hace mucho calor o vamos a bañarnos en aguas especialmente frías.

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