Neurología pediátrica

Neurología pediátrica

La neurología pediátrica es la especialidad que trata los problemas del sistema nervioso central y periférico del niño; así como las alteraciones en el neurodesarrollo. 

Es una especialidad en general muy amplia y solicitada; ya que abarca una gran diversidad de alteraciones bastante frecuentes en los niños; tratando desde alteraciones comunes como desfases en el desarrollo del lenguaje, TDAH, TEA… hasta enfermedades como la epilepsia, neuropatías, enfermedades metabólicas y la parálisis cerebral infantil.

Veamos algunas de las patologías más frecuentes que se tratan en esta especialidad.

LOS TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO

Los trastornos del neurodesarrollo se definen como un grupo de condiciones muy variadas que se caracterizan por un retraso o alteración en la adquisición de habilidades en una variedad de dominios del desarrollo; incluidos el motor, el social, el lenguaje y la cognición. Son muy frecuentes en la infancia y requieren de un abordaje global por un neuropediatra y un neuropsicólogo.

La detección precoz y tratamiento de estas alteraciones es clave para poder recibir los apoyos necesarios a nivel escolar o en un centro de Atención Temprana, y poder mejorar el pronóstico.

¿Cuáles son los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes que tratamos?

“mi hija tiene ya más de 2 años y no habla”

Recomendamos valorar al niño cuando no presenta un desarrollo del lenguaje adecuado para su edad.

La mayoría de estos casos (2/3 del global de niños que consultan por retraso en el desarrollo del lenguaje) son problemas menores; como falta de articulación del lenguaje o retraso simple del lenguaje.

Sin embargo la valoración es necesaria cuando la evolución no es buena, ya que otros niños pueden presentar un Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), una hipoacusia  (alteración auditiva), o el desfase del lenguaje puede ser el primer síntoma de una discapacidad intelectual o de un Trastorno del Espectro Autista.

“mi hijo no se concentra o no para quieto”, “mi hija va camino del fracaso escolar”

El TDAH es un trastorno de origen neurobiológico que implica un patrón de comportamiento disfuncional, en el que los síntomas principales son falta de concentración, hiperactividad motriz e impulsividad, y que en muchas ocasiones está asociado con otros trastornos del neurodesarrollo, como la dislexia o la discalculia.

Es fundamental para el diagnóstico del TDAH evaluar que estos síntomas (déficit de atención, asociados en muchas ocasiones a hiperactividad e impulsividad) se presenten desde una edad temprana; antes de los 12 años de edad, y más tarde de los 6 años de edad; con una intensidad y frecuencia superior a la normal para la edad y la etapa de desarrollo del niño, y que deterioren o interfieran de forma significativa el rendimiento del niño en dos o más de los ámbitos de su vida; escolar o académico, familiar y social. Además estos síntomas no deben ser causados por otro problema emocional o médico mayor (acoso escolar, depresión, discapacidad intelectual, consumo de drogas, enfermedad neurometabólica, etc).

El TDAH tiene una prevalencia estimada en Europa del 5% de la población infantil, siendo especialmente frecuente en niños con antecedentes de prematuridad o alteraciones en las primeras etapas de la vida; siendo los niños adoptados procedentes de países subdesarrollados otro grupo importante de riesgo.

En algunos niños el único síntoma presente es el déficit atencional, lo que dificulta más el diagnóstico, al no ser tan evidente como la hiperactividad motora.

En el Centro Montepediatras tenemos una amplia experiencia en el abordaje de estos niños; tanto desde el punto de vista psicológico como desde el psicofarmacológico. Inicialmente se les realiza una valoración médica y psicológica para el diagnóstico; y si cumplen criterios diagnósticos y así lo requieren se selecciona el fármaco más adecuado para su adecuada funcionalidad.

“mi hijo no mira a los ojos, no atiende al nombre, no se relaciona con los otros niños en la guardería, tiene conductas extrañamente repetitivas”

Los trastornos del espectro autista (TEA), son un grupo de trastornos en el desarrollo neurológico social, comunicativo y conductual, que siempre se inician en la niñez y persisten durante toda la vida, aunque en muy diferentes grados.

La frecuencia se estima en 1 caso de cada 80 – 100 niños, siendo hasta 4 veces más frecuente en varones que en niñas. Los grados de afectación son muy variables, desde síntomas muy sutiles, hasta la discapacidad funcional.   

Las características comunes de estos pacientes son la alteración en la capacidad de comunicación e interacción social y la flexibilidad de comportamiento y de pensamiento.

Es importante una detección precoz para poder canalizar adecuadamente los apoyos escolares y extraescolares, y dotar al niño de herramientas cognitivas que le permitan mejorar en habilidades sociales, tolerancia a la frustración, flexibilidad cognitiva y adaptación a los cambios de rutinas.

Recomendamos valorar a aquellos niños que a partir de los 12 meses no muestran contacto ocular, no responden al nombre o no muestran objetos; también aquellos niños que a partir de los 18 meses no señalan con el dedo, presentan una regresión en el lenguaje dejando de decir las palabras que antes manejaban, no muestran juego simbólico, o realizan acciones muy repetidas, con escaso interés por el entorno

“mi hija de 9 años presenta muchas dificultades para la comprensión de textos y la velocidad lectora”

Los trastornos de la lecto-escritura, se definen por dificultad para la lectura o escritura, en relación a la edad y situación socio-educativa, de más de 6 meses de duración, que no estén motivados por una discapacidad intelectual ni visual o motriz.

La dificultad en la lectura puede ser a nivel de fluidez, velocidad o comprensión de la lectura. Puede ser evaluada mediante diversos test neuropsicológicos, y se beneficia de apoyos pedagógicos específicos.

La discapacidad intelectual puede tener orígenes diversos: genéticos, metabólicos, malformaciones cerebrales, lesiones hipóxicas perinatales, traumatismos cerebrales, etc. Según la causa, puede presentarse asociada a otros factores como trastornos motores, alteraciones del lenguaje, epilepsia, alteraciones conductuales, etc.

El seguimiento neurológico de estos pacientes es fundamental para adelantarse a las  necesidades del menor y poner tratamientos a los síntomas acompañantes que puedan aparecer.

CEFALEAS

Las cefaleas son un motivo de consulta frecuente en la consulta de neurología pediátrica. En la consulta a través de la historia clínica y la exploración física se descartan signos de patología urgente intracraneal, que requieran exploraciones complementarias más agresivas. Los motivos de las cefaleas pueden variar desde patologías más leves como la sinusitis, cefaleas tensionales, anemia, alteraciones visuales, trastornos de ansiedad, hasta esconder patologías complejas como procesos intracraneales o algunas formas de epilepsia.

Los tipos de cefaleas más frecuentes en la infancia son las cefaleas tensionales y las migrañas.

La migraña produce en el niño episodios recurrentes de cefalea de intensidad moderada – severa; que sin tratamiento pueden llegar a durar entre 2 – 72 horas continuadas. Se trata generalmente de un dolor de cabeza unilateral (en uno de los lados de la frente), alrededor de la región ocular, que limita la actividad física cotidiana diaria. Suele acompañarse de nauseas, dolor abdominal, rechazo a la luz o a los sonidos. A veces pude precederse de unos episodios denominados “aura migrañosa” en los que hay visión de luces, dificultad para hablar o incluso pérdida sensitiva de menos de 15 minutos de duración. Siempre hay que consultar si aparecen estos episodios de “aura”.

En la consulta, una vez diagnosticado, además de explicar las medidas preventivas generales y el tratamiento agudo de estos episodios; se valorará en función de la frecuencia de los episodios la necesidad de instaurar un tratamiento preventivo antimigrañoso.

TRASTORNOS MOTORES

En nuestro centro estamos familiarizados con el diagnóstico y tratamiento de los distintos trastornos motores. Algunos de estos trastornos más frecuentes en la infancia son:

“Mi hijo hace gestos y muecas frecuentes, con la boca o con los ojos”

La mayoría de los tics en la infancia son los denominados “tics motores simples”; consistentes en guiños de ojos, giros de cuello o muecas orales. Son muy aparatosos cuando aparecen, pero generalmente son benignos, intermitentes y se suelen resolver espontáneamente con el tiempo.

En otros casos, los tics son más frecuentes y complejos, o asociarse con otras alteraciones comportamentales;  pudiendo llegar a requerir tratamiento farmacológico o algún otro tipo de intervención.

Atendemos a esos niños que tienden a caminar de puntillas de forma espontánea, esto es importante detectarlo y tratarlo de forma precoz para evitar un acortamiento del tendón de Aquiles, con alteración futura de la marcha.

Cuando estos niños no responden al tratamiento con ejercicios de rehabilitación es conveniente el tratamiento intramuscular con toxina botulínica. En el Centro Montepediatras tenemos disponibilidad y experiencia en estos tratamientos.

Ofrecemos atención a la parálisis cerebral infantil y sus posibles comorbilidades o patologías asociadas como epilepsia o discapacidad intelectual.

EPILEPSIA

La epilepsia es una enfermedad compleja, en la que aparecen episodios de inicio súbito de desconexión del medio y / o movimientos involuntarios, de duración variable, generalmente segundos o minutos. Estos episodios son consecuencia de una actividad anómala eléctrica cerebral.

Existen muy diferentes clases de crisis epilépticas en el niño; dependiendo de la edad, del tipo y lugar de actividad cerebral acompañante; desde las denominadas “crisis de ausencia” muy breves, de detención del movimiento y desconexión de escasos segundos, o las crisis “tónico-clónicas generalizadas” donde la clínica predominante son los episodios convulsivos.

En los niños muchos de estos episodios están ligados al sueño, apareciendo como episodios de dificultad para el habla, movimientos anormales faciales o de extremidades, seguidos de un sonido gutural o convulsiones en las primeras fases del sueño o tras un despertar.

La epilepsia además puede asociarse a dificultades de aprendizaje como déficit atencional y dificultades para memorizar.

El manejo de la epilepsia puede ser complejo, existiendo una extensa variedad de tratamientos farmacológicos, con sus efectos beneficiosos y sus efectos secundarios, que hay que seleccionar en función de las características individuales del paciente, por lo que es fundamental contar con la atención de un equipo familiarizado con esta patología.

En nuestra clínica, sabemos la importancia del diagnóstico precoz y de un tratamiento correcto, de fácil adherencia, que se adapte a las necesidades del paciente en edad pediátrica; sin dejar de lado en ningún momento, la vigilancia neurológica sobre una posible repercusión neurocognitiva de la epilepsia o del tratamiento, sobre un cerebro en edad de desarrollo.

PLAGIOCEFALIA, MACROCEFALIA, MICROCEFALIA

Otro motivo frecuente de consultas de neurología pediátrica es la variabilidad en la morfología cefálica del lactante. Ya sea por presentar un perímetro craneal de mayor tamaño al esperado por edad; de menor tamaño o  por presentar moldeamiento de la forma cefálica.

Ante estas eventualidades, es adecuada la valoración por un neuropediatra que realice una adecuada exploración neurológica y una historia de la adquisición de los hitos del desarrollo, pudiendo detectar factores de riesgo; así como la petición de exploraciones complementarias cuando sea necesario.

En el caso de las plagiocefalias o alteraciones en la forma de la cabecita del lactante. Una vez descartados signos de fusión ósea precoz (craneosinostosis) es necesario hacer unas mediciones que permitan predecir si es suficiente con unas medidas correctoras posturales o si hay que utilizar otro tipo de medidas correctoras como almohadas especiales u ortesis craneal (el casco corrector).

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