Niño con tos

Niño con tos - Blog MontePediatras
Un niño con tos… 
El miedo a la tos está muy arraigado entre padres y abuelos; por un lado, es un miedo instintivo (la tos repentina puede significar atragantamiento); y por otro lado, históricamente arraigado, ya que enfermedades graves como la tuberculosis y las neumonías cursan con tos como uno de los síntomas predominantes.
Sara Murias y su libro niño sano, niño enfermo
Sara Murias Loza
Lo primero de todo al hablar de tos es, como siempre en pediatría, la causa. Decir tos así, sin más, no es decir nada. Al pediatra lo que le interesa es averiguar por qué tose el niño.

Por tanto: la tos en sí misma no nos debe preocupar, pero sí su causa.

Y para saber qué motivo provoca la tos por la que el niño consulta, los pediatras necesitamos preguntar detalles como: «¿comenzó de repente?“¿cuánto tiempo lleva tosiendo?”, ¿tose más por la noche?«, “¿la tos se acompaña de expectoración?«, “¿tiene fiebre?«, «¿le cuesta respirar?«, “¿qué ruido hace al toser?” etcétera. Pero, sobre todo, necesitamos explorar al niño; y si podemos escuchar su tos, mejor que mejor.

La cuestión es que la mayoría de las veces la tos no hay que cortarla, porque es beneficiosa. Desesperante, pero así es. Porque la tos está ahí por algo.
Es el mecanismo que tenemos para mantener la vía aérea –es decir, lo que va desde la nariz hasta el último recoveco del pulmón­– libre y despejada de cualquier intruso: cosas que entran (atragantamiento) o cosas que salen (mocos fabricados en esa fábrica de mocos que es el pulmón del niño, para combatir gérmenes de todo tipo).

Entonces, ¿nunca hay que tratar la tos para intentar frenarla? …pues sí, a veces sí, aunque pocas.

Ciñéndome a las enfermedades frecuentes de los niños, hay un tipo de tos que sí interesa tratar: la que corresponde a la laringitis aguda o croup.

Pero volviendo al tema, todo aquél que tenga hijos sabe lo irritante y pesada que puede llegar a ser la tos en un niño… sobre todo si ocurre durante la noche, por mucho que sea un mecanismo maravilloso que tiene el cuerpo para defenderse de diferentes invitados no deseados en las vías respiratorias. Vamos a ver algunas de las causas de tos, yendo de menos a más frecuentes.

Por un lado, están las causas de tos poco frecuentes:

  • La aspiración de cuerpo extraño, por ejemplo. A veces un alimento se va “por el otro lado”, y acaba alojado en la vía respiratoria (tráquea, laringe, bronquios); y el cuerpo ¿qué hace? pues toser para expulsarlo. Y quien dice alimento, dice hueso de aceituna u otros sólidos de pequeño tamaño.
  • Otras formas de tos no demasiado frecuentes son la producida por el reflujo gastroesofágico (que consiste en que el ácido producido de forma normal por el estómago asciende anormalmente al esófago e incluso a la garganta, irrita la laringe, y produce tos), o la tos nerviosa.

Por otro lado, y entre las causas algo más frecuentes:

  • En niños predispuestos la tos se produce por hiperreactividad bronquial (os sonará más familiar “asma”, “broncoespasmo” o incluso “bronquitis”), en cuyo caso es esto lo que constituye una urgencia por la posibilidad de que el niño tenga dificultades para respirar, y no la tos en sí misma.
  • El goteo de moco de un niño acatarrado desde los orificios posteriores de las fosas nasales hacia la garganta también produce tos nocturna. También en caso de sinusitis en niños mayorcitos.
  • La laringitis aguda, que mencionaba anteriormente, produce una tos característica (“perruna” o “de foca”).
  • Desafortunadamente algunos niños –pocos– pueden padecer una neumonía bacteriana que incluso necesite ingreso hospitalario; y algún bebé –también pocos– al que aún no le haya dado tiempo a recibir las vacunas, puede enfermar de tosferina. En ambos casos hay que curar con antibiótico la causa, y la tos remitirá al curar el proceso.

Vistas las etiologías anteriores, pasamos a la causa más frecuente de la tos en los niños: la producida por infecciones respiratorias mayoritariamente víricas.

Esta tos es buena, necesaria e imprescindible para que un niño atraviese con éxito todos los virus a los que se ha de enfrentar durante su infancia. 

Como ya hemos visto, los mocos “no bajan al pecho” sino que se producen en el pecho mismo para defenderse de los microbios que infectan las vías respiratorias: los mocos son defensas eficaces. Pero toda esa mucosidad no debe quedarse ahí, en los bronquios, porque obstruiría la vía aérea: se saca tosiendo. Así que… NO interesa cortar la tos.

Así de sencillo es. Esta tos producida por infecciones respiratorias víricas es una tos típicamente “húmeda” y… muy molesta para el niño. Además –mala noticia– puede durar bastantes días una vez superado el catarro en cuestión y suele empeorar por la noche.

Para rizar el rizo, la presión que se produce mediante el mecanismo de la tos para expulsar el moco frecuentemente favorece también la expulsión de lo que haya en el estómago: es decir, los niños a menudo vomitan en los accesos de tos, sin que esto signifique que la tos sea más grave.

En conclusión: salvando ciertas excepciones, no está indicado emplear fármacos dirigidos a frenar la tos en los niños, sino que se debe buscar su causa y tratar ésta si es que tiene tratamiento.
Y, eso sí, armarse de paciencia para afrontar las noches de los pequeños tosedores.

Puedes seguir a nuestra pediatra Sara Murias en su blog https://unfonendoenvillamocos.com

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